En la vida hay dos afirmaciones que son completamente ciertas: la primera es la de que "vivir mata". Es verdad, y por eso no tiene demasiado sentido preocuparse hasta la náusea por gozar de una salud de hierro. No es malo querer tener una salud fuerte, pero convertirlo en una obsesión cuando un coche podría atropellarnos en cualquier momento supone sacrificar el poco tiempo que tenemos, y que podríamos emplear disfrutando del día a día, en preocupaciones absurdas.
La segunda afirmación quizá no sea tan negra, pero desde luego sí que es más realista y visible: "vivir es caro". Y esto es así. Cuando nos dicen que tenemos "derechos", como comer, beber y tener una casa, lo que nos están asegurando en realidad es que para acceder a esos derechos antes tenemos que pagar. En un mundo ideal en el que la anarquía más idealista haya triunfado, podríamos cubrir nuestras necesidades esenciales sin tener que dar cuenta a nadie por ello; pero no, por desgracia no vivimos en un mundo anárquico ideal.
No obstante, sí que existen posibilidades, opciones que personas o entidades financieras ponen a nuestra disposición para acceder a esos derechos sin tener la sensación de que nos arruinamos o de que tenemos que atracar un banco para obtenerlos; y esas necesidades no son solo las básicas, sino también las de ocio, aquellas que realmente nos hacen felices y les dan un sentido a nuestras vidas. Una de esas facilidades es la de los créditos rápidos online. Como el futuro no está escrito y hay multitud de variables impredecibles que afectan positiva o negativamente a nuestro día a día, puede ocurrir que un día algo se nos rompa o nos surja un plan maravilloso que tenemos que rechazar porque no tenemos suficiente dinero. ¿Qué hacer, entonces? Uno no va al banco a pedir un crédito multimillonario solo para eso. Lo que sí puede hacer, sin embargo, es visitar páginas de créditos rápidos y solicitar uno de estos pequeños créditos virtuales. Sin papeleo. Sin esperas. Sin sumas desorbitadas que nos hagan dudar y nos empujen a pensarlo dos veces.
No tenemos derecho a vivir, sino que vivimos, directamente. Eso significa que no deberíamos tener miedo a hacer lo que haga falta para comprar aquellas cosas que queremos y necesitamos. Los créditos online, además, no traen consigo consecuencias negativas si somos capaz de hacer frente a las cuotas. ¿Hace falta añadir algo más?
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