Si lo que necesitamos es un préstamo personal de pequeño importe, no es necesario pasar por el largo y engorroso proceso de solicitarlo al banco, que nos pedirá que rellenemos varios formularios, presentemos documentación variada y pasaran unos días en los que nuestra solicitud quedara en estudio y a la espera de aprobación si hay suerte.
Para evitarnos este proceso, la manera más sencilla de disponer de dinero fácil y rápido es disponer de una tarjeta de crédito; los bancos cada vez ponen más pegas a la concesión de préstamos y créditos rápidos, y las compañías emisoras de tarjetas de crédito se han dado cuenta de ello; la consecuencia directa ha sido la aparición o expansión de pequeñas compañías emisoras de tarjetas hasta convertirse en grandes compañías que se dedican casi en exclusiva a la concesión de estas tarjetas, con la gran ventaja para los usuarios de no necesitar cambiar de banco para conseguirla.